domingo, 8 de noviembre de 2015

COLEGIATA ROMÁNICA DE SAN PEDRO DE TEVERGA





      Durante el siglo XI se manifiesta en Teverga una febril actividad constructiva debido en  parte quizás a la facilidad de comunicación con la Meseta a través del Puerto de Ventana y del Camino Real de la Mesa, antigua calzada romana por donde a buen seguro se intercambian conocimientos y un nuevo modo de construir: el Románico. La colegiata de San Pedro y el monasterio de Santa María de Villanueva mantienen aún su estructura original, aunque muy reformada ésta última. Se conserva la lápida fundacional fechada en 1036 de un tercer templo, el de San Miguel, y aunque no ha pervivido estructura alguna,  tal inscripción, aporta el único dato alusivo a fechas de fundación, ya que de los otros dos existen referencias documentales pero en fechas posteriores a la construcción. El “Libro Codo” del templo aporta valiosos datos para la datación de San Pedro al indicar una fecha, 1069. El epitafio de Fernando, personaje que lucha junto a Alfonso VI en Toledo, es trasladado tras su muerte a Teverga en 1076. A finales del XI aparece como monasterio particular en numerosos documentos de donación al obispado ovetense, de quien depende al haber adquirido rango de Colegiata.



       La estructura del templo presenta aspectos que dificultan su auténtica datación, tomando como acertada la fecha de 1069 no sorprende reconocer bastantes similitudes con la arquitectura prerrománica en proporciones y planta, pero otras características puramente románicas del edificio dificultan esta cuestión. Algunos estudios consideran que se trata de un ejemplo de transición entre el prerrománico y el románico o como ejemplo de templo de un románico incipiente, pero que utiliza ya soluciones importadas de Francia e Inglaterra. Su estructura arcaizante, aunque románica por cronología, no resulta sorprendente en cuanto se haya construido aprovechando muros de un edificio prerrománico anterior, práctica habitual en Asturias en el siglo XI por aprovechamiento de cimientos y muros más antiguos o por continuidad de un estilo.




       La primitiva cabecera reaparece en las excavaciones realizadas en 1981-82 confirmando su similitud con San Salvador de Valdediós particularmente, planta basilical de tres naves y tres capillas con testero recto, y porche a los pies, éste de mayor envergadura que los precedentes posiblemente con función funeraria. Consta de tres naves separadas por vanos de medio punto, sólo la central comunica con el templo y en origen a través de una puerta, separando dos espacios de distinta funcionalidad, de modo similar  al panteón ovetense de Santa María y se mantiene en el templo más próximo por cronología y esquema general: San Juan Bautista y San Pelayo de León reconstruido en piedra por Fernando I y Doña Sancha. La tribuna superior al porche de San Pedro de Teverga es de época moderna y su construcción altera las cubiertas del panteón, cubriendo una bóveda escarzana la central y viéndose menos alteradas las laterales, que aún apoyan en impostas de tacos. Las naves presentan la misma estructura común al templo leonés mencionado con anterioridad; debido al espesor de los muros el cuerpo del templo sobresale al exterior. Una reforma en el siglo XVII altera en su totalidad la cabecera del templo, despareciendo arcos de triunfo y capillas.




       Las naves se hallan separadas por amplios vanos de medio punto, cuyos elementos sustentantes, una columna exenta al centro, un pilar cuadrangular a los pies y cruciforme a la cabecera, difieren del prerrománico de Valdediós, aunque se mantiene la tendencia a destacar en altura típico de la “época ramirense” y aún destacable en Valdediós. Los pilares cruciformes característicos del nuevo estilo no se emplean en  este lugar por primera vez en Asturias, existen en el Panteón de San Pelayo, siendo una peculiar característica del templo tevergano las columnas pareadas del arco triunfal, al modo de algunos lugares clave del románico pleno hispánico como Frómista (1066), Silos o Jaca (1080). De confirmarse alguna relación con estos edificios la cronología sería ligeramente posterior.



       Claramente románica es la cantería. Las ventanas originales fueron modificadas, sólo mantiene su aspecto original la meridional del porche y la portada Sur, adintelada y con arco de descarga. Una peculiar característica más propia de modos de hacer anteriores en el tiempo es la sencillez de la talla, especialmente notoria en los capiteles del porche, aunque podrían atribuirse al mismo taller que los de la nave y los canecillos, y que encuentran paralelismo en Leyre y Cardeña, así como en las primeras obras románicas de Borgoña, el Rosellón o Inglaterra (castillo de Durham). El legado astur queda patente en las basas sogueadas de las columnas  del porche, y en las incisiones paralelas de las impostas de los pilares occidentales de la nave central.


       En cuanto a los motivos zoomórficos, los cuadrúpedos con el rabo sobre el lomo muestran paralelismos con algún capitel de San Pelayo de Oviedo, los caballos se asemejan a los de la excepcional pila bautismal de Santa María de Villanueva. Las figuras antropomorfas del porche son ejemplo del renacer de la incipiente escultura figurativa que caracteriza el arte románico del mismo modo en que aparecen esbozos similares an algunos lugares de Francia, sin que ello implique una influencia directa.
       Resultan sumamente enigmáticos los dos capiteles de las columnas exentas de la nave, de forma troncopiramidal y tallados de la misma pieza que los collarinos, carentes de ornamentación, y ábacos, de éstos, el del lado del Evangelio luce rosetas inscritas en círculos como la imposta del pilar contiguo occidental, y al lado de la Epístola lacerías vegetales. Las figuras del capitel ocupan superficies y esquinas, donde sorprenden al visitante unas extrañas figuras de dos cuerpos monocéfalas de escasa expresividad en sus rostros pero gran dinamismo. Los capiteles imposta de los arcos fajones de las naves laterales fueron elaborados con técnicas similares. Un cuadrúpedo con cabeza de oso bajo un arco fajón se repite en los capiteles de la nave y los canecillos exteriores. Una gallinácea sólo aparece en este lugar pero tiene paralelismos con otro de Santa María de Villanueva. El  relieve de las figuras es muy aplanado y los pequeños rasgos se marcan mediante incisión.
      Los capiteles del porche se decoran en la cara occidental y oriental con esquemas vegetales, y a los lados Norte y Sur con animales de la fauna del entorno, serpientes, caballos, palomas, felinos… El caballo, representado cinco veces puede relacionarse con el sentido funerario de tal emplazamiento, como en los edificios del ámbito funerario del cristianismo primitivo. Una paloma sobre el caballo y la serpiente en la imposta representan el triunfo sobre la muerte y la vida del más allá: el caballo como victoria, la paloma como alma que asciende resucitada y la serpiente en su versión positiva de símbolo de resurrección por su capacidad de renovar la piel.  Las rosetas y estrellas junto a otros caballos pueden ejercer una función meramente ornamental de rellenar espacios, pero los símbolos solares aparecen muy pronto en el cristianismo como fuente de luz y eternidad.


      Una de las figuras orantes de los capiteles exentos del porche eleva los brazos hacia lo alto, lo que es frecuente en estas representaciones, la otra cruza las manos sobre el pecho. Las palmas que rellenan la superficie del capitel son a su vez símbolos de inmortalidad, así como los peces de nacimiento y regeneración. La representación de los opuestos tan común en el románico se observa el capitel del cuadrúpedo con cabeza de sapo frente a uno de los orantes. Al otro lado un felino de aspecto monstruoso y en posición de pisar la cruz.
       En los capiteles de la nave alternan humanos y monstruos portando tal vez un mensaje de difícil interpretación en nuestros días, representados los estamentos de la sociedad feudal, nobleza guerrera y pueblo campesino. Tal vez danzas y luchas rituales que enlazan con creencias mágicas del momento.
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón
                             Bibliografía:
                           “ El Románico en Asturias”. Mª Soledad Martínez Alvarez. Ed. Trea.
  



1 comentario:

  1. Cada vez te superas a tí misma. Gracias por publicitar el patrimonio histórico-artístico de Asturias

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