lunes, 10 de marzo de 2014

BREVE ESTUDIO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO DE PEÑALBA


      Aún quedan lugares mágicos en los que retornar a un pasado, si no ideal porque nada lo es en la existencia, sí lo más lejano posible a la ruidosa civilización,  que nos ha tocado vivir.
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      Peñalba de Santiago es un pequeño pueblo leonés de piedra y silencio, demasiado cercano a las nube como para aterrizar de nuevo fácilmente al regresar a las cuadriculadas calles cercadas por bloques de impersonales  viviendas,  carentes de cualquier paisaje natural sobre el que reposar la vista ni ventanas hacia las estrellas, cuando  el Sol se pone. El Bierzo  a la vez que un magnífico paisaje natural, atesora  templos románicos y altomedievales, a los que siempre quiere retornar cualquier amante de las construcciones antiguas, para descifrar los mensajes de un pasado tan remoto como aquel de hace mil años, tan enigmático que bajo sucesivas capas de cal y piedra aún surgen mensajes grabados por antiguos canteros cuyas mentalidades no nos es posible comprender plenamente . Peñalba de Santiago, Valle del Silencio y Montes Aquilanos, nombres sugerentes que invitan a una visita lo más prolongada posible.

 

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      La iglesia de Santiago cumple actualmente las funciones de iglesia parroquial. Tanto la población como el templo se hallan en su origen ligadas al cercano monasterio de San Pedro de Montes y al monje y obispo de Astorga,  Genadio, gran impulsor de la vida monástica en El Bierzo entre los siglos IX y X. Un breve paseo entre formidables montañas calizas nos acerca a las Cuevas del Silencio, algunos vestigios de lo que fueron  eremitorios desde el siglo VII (san Fructuoso) y posiblemente utilizada también por san Genadio una de ellas, desde cuya entrada se contempla  un espectacular paisaje con Peñalba de Santiago en la distancia.

 

      Genadio restaura el monasterio de Montes en el 895 y continúa su actividad fundando templos religiosos por toda la comarca de El Bierzo. Alfonso III el Magno (866-910), último rey de Asturias, lo designa obispo de la diócesis asturicense en 909. En su autobiografía “Testamento”, según él mismo atestigua, funda un monasterio dedicado a Santiago. No existe documentación fehaciente que permita asegurar que el edificio actual es aquel que en origen construyó san Genadio. Documentos algo más tardíos, reflejan que algunos de sus sucesores en la diócesis de Astorga continuaron la labor constructiva durante el siglo X, pero no es posible diferenciar lo atribuible a cada uno de ellos. Tras su estancia en Astorga Genadio retornó a Peñalba y allí vivió otros 19 años, siendo enterrado en el contraábside occidental de la iglesia hasta que en el siglo XVI la duquesa de Alba traslada sus restos a Villafranca del Bierzo y más tarde a Valladolid. En el 937, posible fecha de la muerte de Genadio, el edificio estaba construido, aunque una lápida de consagración en el interior del templo cita el año 1105. Sólo ha perdurado la iglesia de lo que fue un monasterio con dependencias a buen seguro no muy distintas de las actuales construcciones de lajas de caliza y pizarras.

                                                                                   
 
                                                                                      Saetera


      El rey Alfonso IX dona, a mediados del siglo XIII, los bienes del monasterio a don Pedro Andrés, tesorero de la catedral de Astorga, como pago a su contribución militar, por lo que se incorpora de esta manera el monasterio de Santiago de Peñalba al cabildo catedralicio, al que ya se hallaba vinculado como priorato desde 1154. A partir de este momento no se menciona de nuevo el monasterio en la documentación existente, pero sí su iglesia.

 

                                                                            Espadaña


      Construído el templo en mampostería irregular de lajas calizas y de pizarra, su interior presenta una argamasa producto de distintas reparaciones en la que se hace patente la utilización de un mortero de cal, arena y ladrillo similar al opus signinum romano. Los contrafuertes exteriores compensan el empuje de las bóvedas.  Exquisitos modillones con ruedas solares, florones y esvásticas decoran el alero que recorre el perímetro de los muros. La portada sur destaca por su peculiar estructura de arcos geminados de herradura, que apoyan en columnas de mármol capiteles corintios de acantos y moldura a modo de alfiz. Una portada más sencilla abre el muro septentrional; una de sus jambas con el epitafio del abad Esteban, fallecido en 1132. Otras inscripciones de los muros exteriores hacen también referencia al enterramiento de monjes y abades en los alrededores del templo.

 

      El espacio interior se encuentra compartimentado mediante arcos de herradura e iluminado mediante vanos cuadrados excepto el  de la sacristía sur con una saetera de herradura. En su tiempo se cubrían de celosías como la conservada en parte en la ventana del contraábside, aunque en la actualidad se cierran con láminas de alabastro. El ábside es recto al exterior y de herradura interiormente, cubierto por bóveda gallonada de siete cascos. Otro arco de herradura divide la nave en dos tramos de distinta altura. El primero también presenta cúpula gallonada y parte de un cuadrado, sin necesidad de pechinas o trompas por la prolongación de los cuatro gallones de las esquinas. A ambos lados, dos capillas laterales a modo de sacristías que recuerdan las visigodas de Quintanilla de las Viñas, conocidas, porque perduraron sus cimientos. Las columnas adosadas de los arcos que dividen la nave muestran a su vez  influencia visigoda.  El segundo tramo se cubre con bóveda de cañón. La curiosa estructura funeraria occidental a modo de contraábside apenas se conserva en ningún edificio, aunque existía ya en construcciones peninsulares del siglo IV. Existe uno similar en San Cebrián de Mazote, Valladolid, y posiblemente en la iglesia de Palat del Rey (León).

                                                            Viviendas genuinas de El Bierzo

      Este templo  está considerado como uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura altomedieval española comúnmente denominada “mozárabe”, pero mejor definido como “de repoblación”, ya que fue impulsada por los reyes asturianos con objeto de repoblar el valle del Duero y presenta características arquitectónicas de origen hispano.

 

      Uno de los vestigios de epigrafía medieval hallados en los muros se traduce del siguiente modo: “En la era 143 pasado el milenio (1105) y a siete días de los idus de marzo (día 9), fue consagrada esta iglesia en honor del apóstol Santiago y de otros muchos”; inscripción de difícil interpretación  descubierta y repintada en el siglo XVIII en el muro sur interior del segundo tramo de la nave; indica una fecha de consagración en 1105, pero la iglesia no pudo estar sin consagrar tanto tiempo, como sostienen algunos autores. Este hipotético acto de consagración tendría lugar dada la fecha bajo el mandato del abad Esteban (1103-1132), al que se dedica el epígrafe de la jamba izquierda de la portada norte. Posiblemente se trata de un monje francés cluniacense, que reconsagra el templo, a principios del siglo XII, al instaurar el rito romano en sustitución de la liturgia hispana, abolida por Alfonso VI en 1080.

 

                                                                    Paisaje berciano
     
       Como resumen de las diferentes etapas constructivas del templo podemos señalar varias fechas:

   -Año 937 como fecha de finalización de la etapa constructiva.

   -Nueva consagración en el siglo XII y añadido del sepulcro exterior del muro norte del     contraábside.

   -Construcción de la espadaña y pórtico-cementerio meridional en el siglo XVIII.

   -Entre 1968 y 1976 el arquitecto restaurador  Luis Menéndez Pidal elimina el pórtico, la escalera de acceso a la espadaña desde la iglesia y la torre campanario elevada sobre el contraábside. Además de estas reformas levanta un muro alrededor del edificio para protegerlo de posibles inundaciones.

 

      Algunas obras de restauración han revelado que los paramentos interiores del templo  estuvieron recubiertos de pinturas, aún visibles en la bóveda oeste (figuras humanas de tinte rojizo), muros septentrional y meridional de la nave, arco de separación de los dos tramos de la nave con decoración geométrica, e imitación de ladrillo en el ábside.

 

      El Museo de León guarda una interesante obra de orfebrería de tipo asturiano donada por el obispo de Astorga en 1879: la “Cruz de Peñalba” supuesta ofrenda del monarca leonés Ramiro II, hacia el 940.
 
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón

 

Bibliografía:
Enciclopedia del Románico en España (León). Fundación Santa María la Real.

Internet:
Antonio García Omedes, http://www.romanicoaragones.com/

 

 

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