viernes, 31 de enero de 2014

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE PIASCA VÍCTIMA DEL "MAL DE PIEDRA"

      Una de la joyas románicas de Cantabria, la iglesia lebaniega de Santa María, del pueblo de Piasca, viene padeciendo desde hace unos años el llamado "mal de piedra". La alarma de su deterioro progresivo saltó cuando aparecieron desprendidos trozos de canecillos, metopas y capiteles de los ábsides central y sudeste de la cabecera románica. 
 
     
                                                           La iglesia y su entorno

      Inmediatamente comenzó los trabajos para detectar las causas de los desprendimientos. En primer lugar se desmontaron las piezas dañadas para someterlas a un tratamiento especial y a su posterior restauración, tras conocer los resultados de los análisis pertinentes realizados en Madrid.
 
      La actual iglesia es lo único que permanece en pie del antiguo monasterio dúplice, que ya funcionaba en el año 930 como lo testimonia la documentación conservada.
 
      En 1172 se erige la actual fábrica bajo la advocación  de la Virgen. Lo más interesante y valioso del templo es su decoración escultórica  de la fachada occidental, donde se halla la puerta principal. No menos importante es también la portada conocida con el apelativo de "El Cuerno", sin olvidar las piezas iconográficas de la cornisa de la cabecera.
 
     
                                                                Fachada occidental

      Según las declaraciones -aparecidas en un periódico de la región- del arcipreste de la comarca lebaniega el origen hay que buscarlo "en la gran cantidad de cemento que se usó para las obras de conservación del tejado, en los años 50 y 80 del pasado siglo. Cuando llueve, el cemento se diluye, y a cristalizar, aumenta considerablemente el volumen destruyendo la piedra". Ante la delicada situación, "se ha procedido -añade el arcipreste- a desmotarr las piezas de canecillos, metopas y capiteles de las cornisas de los dos ábsides para poder tratarlos, endurecerlos y, posteriomente, restaurarlos. Después, se han cubierto con unas gasas y se encuentran depositadas en una de las dependencias anexas a la iglesia. Muy posiblemnte, después de la restauración se hagan réplicas de las mismas y las originales estarían en un centro de interpretación del Románico".
 
     
                            Los pegotes de cemento sobre las metopas de la última restauración

      Ante la perspectiva de la no recolocación en sus lugares de origen de las piezas restauradas las opiniones de algunos vecinos no se han hecho esperar: no están de acuerdo que unas réplicas suplanten a las originales. La polémica está servida.


Fotos: Javi Pelaz. Santander

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